La prevención de enfermedades bucodentales es muy sencilla pero primordial para nuestra salud interna y externa.
La importancia de la prevención bucodental es que nos permite mantener limpios y sanos los dientes, las encías, la lengua y la boca en general. De esta manera, nuestros dientes pueden cumplir su función y evitaremos enfermedades y complicaciones de otro tipo. Las infecciones orales pueden contribuir como factores de riesgo para muchas enfermedades sistémicas como cardiopatías, enfermedades respiratorias, diabetes e incluso ocasionar complicaciones en el embarazo.
Las patologías bucodentales pueden tener un impacto social sobre la calidad de vida, incluyendo repercusiones en el bienestar, alimentación, relaciones sociales o ir acompañadas de dolor.
Las enfermedades bucodentales más frecuentes son las caries, la periodontitis grave, la pérdida de dientes y el cáncer bucal. La caries dental no tratada es la afección con mayor prevalencia a nivel mundial y se estima que afecta a 2500 millones de personas. La periodontitis grave es una de las causas principales de la pérdida de dientes total y afecta a mil millones de personas en todo el mundo.
El cáncer de boca es una de las formas más grave de enfermedad bucodental, cuyos factores de riesgo más importante son el consumo de tabaco o alcohol y por el virus del papiloma humano (VPH). Los profesionales de salud dental tienen un papel clave en la prevención de estas enfermedades, en la detección precoz y en el tratamiento a tiempo de las patologías bucodentales.
Las enfermedades bucodentales se pueden prevenir a través de hábitos saludables dietéticos e higiénicos, como, por ejemplo:
- Cepillarse los dientes por lo menos dos veces al día con pasta dental con flúor, incluyendo el barrido de la lengua. Si has comido fuera de casa y no tienes un cepillo puedes masticar chicle sin azúcar o morder una manzana o fruta dura para que realice un ‘barrido’ que limpie la superficie de los dientes. La cantidad de flúor dependerá de la edad. En niños, desde la salida del primer diente hasta los 3 años, se recomienda pasta de dientes con 1000ppm de flúor, una cantidad equivalente a un granito de arroz. En niños de 3 a 6 años, pasta de dientes de 1000ppm, la cantidad equivalente al tamaño de un guisante y en niños mayores de 6 años y adultos, pasta de dientes de 1450ppm, la cantidad equivalente al tamaño de un guisante.
- Los padres deben cepillar los dientes a los menores de 2 años y supervisar a los mayores.
- El cepillo tiene que mantenerse en buen estado. Debe sustituirse cada 3 meses o cuando las cerdas no estén en buen estado. En los niños, lo ideal es que sea de fibras de nailon o sintéticas, con extremos redondeados, dureza media o blanda, cabezal pequeño y 2 o 3 filas de cerdas. A partir de los 10 años debe cambiarse al cepillo de adulto.
- Usar a diario un enjuague bucal con flúor y utilizar hilo dental después del cepillado.
- En el caso de las prótesis dentales, éstas deben retirarse después de cada comida y limpiarlas cuidadosamente para evitar infecciones. Para ello, se aconseja llenar el lavabo con un poco de agua para evitar que se rompa la prótesis si se resbala de las manos cuando la estamos lavando. Existen unos cepillos especiales para limpiar las prótesis, aunque puede utilizarse un cepillo de uñas o de dientes, reservado solo para ese uso. No debe ponerse pasta de dientes para limpiarla porque puede estropear algunos elementos de la misma. Hay que usar pastillas limpiadoras específicamente diseñadas para la limpieza y desinfección de la prótesis.
- Evita alimentos cariogénicos como las bebidas gaseosas, los jugos artificiales, las bebidas energéticas, alimentos con azúcares refinados, dulces y golosinas.
- Consume alimentos ricos en calcio, proteínas, flúor y vitaminas A, C, D y K. Los alimentos y bebidas ácidas dañan el esmalte dental. Si los consumes, la leche y el queso son un buen aliado para neutralizar el ácido.
- Espera una media hora antes de cepillarlos, ya que el esmalte necesita un periodo de tiempo para recuperarse y volver a sus parámetros normales. Si cepillamos los dientes en ese momento, en vez de beneficiar la salud, empeoraremos esa erosión.
- Evita los cambios bruscos de temperatura al comer o beber, ya que los contrastes fuertes pueden provocar aumento de la sensibilidad e, incluso, inflamaciones de los vasos sanguíneos del interior de tus piezas dentales.
- Evita el tabaco y el alcohol. Bebidas como el café o el té que afectan al esmalte dental y lo oscurecen. Otros alimentos que también tiñen como el kétchup, frutos rojos y el vino tinto pueden provocar la pérdida en la permeabilidad de las mucosas disminuyendo la oxigenación de todo tejido, lo que causa un envejecimiento prematuro y deteriora la salud de los tejidos que rodean al diente. El tabaco incrementa el riesgo de problemas en las encías y ciertos tipos de cáncer.
- Si practicas deportes de contacto, intensos o con riesgo de caídas o colisiones (baloncesto, esquí, fútbol, boxeo…) usa un protector bucal para evitar fracturas dentales e incluso pérdida de piezas.
- Acude a tu dentista para revisiones (mínimo una vez al año, preferiblemente dos), o cuando notes algún dolor o problema en tu cavidad oral tanto en adultos como niños.
- Es recomendable llevar a los niños al dentista al cumplir su primer año de vida o bien en el momento en que le salgan las primeras piezas dentales. Ahora bien, es fundamental hacerlo como máximo cuando haya completado su primera dentición, lo que ocurre aproximadamente a los 3 años, para vigilar la aparición de maloclusiones y evitar hábitos perjudiciales, como la succión del pulgar, y el uso de chupete durante el día a partir de los 15 meses de edad. También es importante para informar sobre prevención de caries y accidentes como traumatismos dentales.
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