El cambio de estación tiene consecuencias importantes en algunas personas. Puede afectar tanto física como emocionalmente, por lo que es importante atender a los síntomas y actuar con previsión para que no suponga ningún problema.
A continuación, te detallamos cómo afecta el cambio de estación al cuerpo y qué puedes hacer para evitar o prevenir estas situaciones.
¿Qué síntomas son frecuentes ante los cambios de estación?
Normalmente cuando hablamos de cambio de estación y síntomas lo primero que nos viene a la cabeza son las alergias. Aunque no es el único problema que puede surgir, sí que está bastante presente sobre todo en aquellos climas húmedos con tormentas regulares o zonas en las que apenas llueve, porque el alérgeno se acumula.
Estornudos, picor de ojos, congestión nasal o incluso problemas para respirar son algunos de los síntomas más comunes. El uso de antihistamínicos apropiados o incluso vacunas si son aplicables puede ayudar a remitir estos síntomas e incluso poder pasar estos meses sin sufrirlos.
Otra relación menos conocida en esta época es la del cambio de estación y cansancio. Tiene nombre propio conocido como astenia primaveral. Se trata de una sensación temporal de cansancio, no solamente físico sino también intelectual.
Es más grave en aquellas zonas donde el calor aparece demasiado pronto e incluso viene acompañado de oscilaciones de la presión atmosférica y de la humedad ambiental. Más que una enfermedad, se trata de un estado ligado a desórdenes en el mecanismo fisiológico relacionados con la adaptación del cuerpo a las condiciones climáticas variables. Pese a ello, puede llegar a afectar de forma considerable a la persona, que siente cansancio, fatiga, dolores musculares, problemas digestivos, trastornos del sueño y dificultad para concentrarse, entre otros síntomas.
Consejos de salud ante los cambios de estación
Te ofrecemos algunos consejos de salud ante los cambios de estación con los que afrontar estos meses de una forma saludable y sin que ningún síntoma te cause problemas en tu vida diaria.
Aprovecha un buen descanso
Organiza tus horas de sueño y ten la garantía de un descanso apropiado para poder afrontar cada día con la máxima energía posible.
Esto puede implicar cambios en el dormitorio. Escoge sábanas, fundas o nórdicos adecuados a las nuevas temperaturas, procura que la estancia presente una atmósfera relajante, usa luces tenues antes de irte a dormir y evita elementos que puedan despejarte como ver la televisión o estar en la cama con el móvil.
Reorganiza tu dieta hacia una alimentación saludable
El cambio estacional es el momento ideal para hacer cambios en tu dieta. Además de que llegan nuevas frutas y verduras de temporada, puedes también reforzar una alimentación saludable.
Prioriza aquellos alimentos que puedan aportarte más vitaminas e incluso estimular tu actividad, de forma que combatirás mejor algunas sensaciones como la depresión, el cansancio o la ansiedad.
Por otro lado, reforzarás tu sistema inmunológico, por lo que reducirás la probabilidad de enfermar en una época en la que los cambios de temperatura son peligrosos.
Mantén tus niveles de hidratación
Una de las formas más sencillas de prevenir problemas de salud es mantener una correcta hidratación. Si el calor llega demasiado pronto, procura hidratarte de forma adecuada al clima en el que te encuentres.
Con el simple hecho de beber agua nuestro cuerpo obtiene una óptima hidratación, que va a ser funcionalmente útil para todo el organismo, influyendo también en nuestro estado de ánimo.
Haz ejercicio al aire libre
Aprovecha el buen tiempo para realizar actividad física al aire libre. Respirarás oxígeno puro y reforzarás tu exposición al sol, lo que te aportará vitamina D. Además, la práctica de deportes como el running y el ciclismo contribuye a que nuestros músculos trabajen de manera más dinámica y, con el ejercicio, también aumentamos el gasto energético.
Busca momentos de relajación
El cambio estacional nos anuncia que el clima está cambiando, pero también nos hace ser conscientes de que quedan meses para esas épocas tan esperadas como el verano.
Busca momentos de relajación, tómate descansos con los que hacer pausas en la frenética rutina diaria o incluso organiza alguna escapada aprovechando precisamente estos cambios de tiempo.
Además, siempre que sea posible, intenta tomar el sol al menos 10 minutos al día. Esta acción tan sencilla estimula la producción de vitamina D, mejora el estado anímico y aporta sensación de relajación, felicidad y recuperación.
Siempre manteniendo la precaución que sea necesaria, tomar el sol un poco cada día puede ayudarte a reforzar tu salud física y anímica en cualquier momento del año.
Por último, recuerda que la prevención es el mejor remedio contra cualquier enfermedad. Con un seguro de salud, como el de Divina Seguros, puedes adelantarte a alergias y otros síntomas del cambio estacional con una supervisión médica adecuada.
Además, en caso de notar cualquiera de los síntomas asociados al cambio estacional, tendrás la atención médica especializada que necesitas para tratarlos de forma efectiva cuanto antes.
